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Las mascotas forman parte esencial de nuestras familias, y su salud es una prioridad. Sin embargo, a veces surgen situaciones inesperadas en las que un animal necesita atención médica inmediata. En estos casos, contar con la ayuda de un veterinario de urgencias puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Este artículo te ayudará a entender en qué consiste este servicio, cuándo debes utilizarlo y cómo actuar ante una emergencia veterinaria.

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¿Qué es un veterinario de urgencias?

Un veterinario de urgencias es un profesional de la salud animal especializado en atender casos críticos que no pueden esperar a una consulta regular. Está preparado para actuar rápidamente frente a situaciones que ponen en riesgo la vida o el bienestar de una mascota, como accidentes, intoxicaciones o enfermedades súbitas. Estos veterinarios suelen trabajar en clínicas o centros veterinarios con atención 24 horas, y cuentan con el equipamiento necesario para realizar diagnósticos y tratamientos urgentes.

A diferencia de un veterinario general, el veterinario de urgencias actúa bajo presión y toma decisiones inmediatas para estabilizar al animal. Su labor no solo implica conocimientos médicos, sino también capacidad para priorizar y manejar escenarios de alta tensión. Además, muchos centros de urgencias veterinarias cuentan con unidades de cuidados intensivos (UCI) y quirófanos preparados para intervenciones inmediatas.

¿Cuándo se considera urgencia veterinaria?

Reconocer una urgencia veterinaria puede ser complicado para los dueños de mascotas, especialmente si no tienen experiencia en salud animal. En general, una urgencia se refiere a cualquier situación en la que el estado del animal se deteriora rápidamente o en la que su vida corre peligro. También se consideran urgencias aquellos casos en los que el animal presenta dolor intenso o síntomas inusuales que no pueden esperar hasta el día siguiente.

Algunos ejemplos comunes de urgencias veterinarias incluyen:

  • Dificultad para respirar o jadeo excesivo
  • Convulsiones o desmayos repentinos
  • Sangrado abundante o hemorragias internas
  • Vómitos o diarreas persistentes con sangre
  • Ingestión de objetos extraños o sustancias tóxicas
  • Traumatismos por atropellos o caídas
  • Inflamación severa del abdomen (puede indicar torsión gástrica)
  • Dificultad para orinar o defecar
  • Cambios de comportamiento extremos o desorientación
  • Parálisis repentina de una o más extremidades

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¿Qué hacer ante una urgencia veterinaria?

Ante una emergencia, es fundamental actuar con rapidez y mantener la calma. Saber qué pasos seguir te permitirá brindarle a tu mascota la mejor oportunidad de recuperación. A continuación, te explicamos las acciones clave que debes tomar cuando enfrentas una urgencia veterinaria:

Evalúa la situación de forma rápida pero cuidadosa

Lo primero es observar con atención el estado de tu mascota. Evalúa si está consciente, si respira con normalidad, si hay heridas visibles o si se queja de dolor. Esta valoración te ayudará a determinar la gravedad del caso. Si notas señales alarmantes como convulsiones, dificultad para respirar o sangrado, no esperes. Actúa de inmediato. Aunque tu instinto puede ser entrar en pánico, es vital mantener la serenidad para poder tomar decisiones efectivas. Incluso una llamada al centro veterinario puede salvar tiempo valioso si proporcionas información clara sobre lo que está ocurriendo.

Contacta al veterinario de urgencias más cercano

Antes de salir de casa, llama al veterinario de urgencias o al centro clínico más cercano que ofrezca atención 24/7. Al comunicarte, describe los síntomas con la mayor precisión posible. El personal te podrá dar indicaciones sobre cómo proceder, si es necesario trasladar al animal o si pueden prepararse para recibirte inmediatamente. Este paso también ayuda a que el equipo veterinario se anticipe a la situación, lo que permite una atención más rápida al llegar. Muchos centros disponen de líneas directas para emergencias y, en ocasiones, incluso servicios móviles.

No intentes medicar sin supervisión profesional

En la desesperación, es común que los dueños quieran dar algún medicamento humano o tratar de aliviar el dolor por su cuenta. Esto puede ser muy peligroso. Muchos fármacos que usamos los humanos son tóxicos para los animales, como el paracetamol, el ibuprofeno o los antihistamínicos. La automedicación puede empeorar la situación o enmascarar síntomas importantes que el veterinario de urgencias necesita observar para realizar un diagnóstico correcto. A menos que el veterinario indique lo contrario, evita dar cualquier tipo de tratamiento por tu cuenta.

Traslada a tu mascota con precaución

Una vez que hayas contactado al veterinario, prepara el transporte de forma segura. Si tu mascota está herida o no se mueve, colócala sobre una manta o tabla rígida para evitar que sufra más lesiones durante el traslado. En casos de hemorragia, puedes aplicar presión con una toalla limpia mientras te diriges al centro. Si el animal está consciente pero alterado, muévelo con cuidado para evitar mordeduras o arañazos involuntarios. Algunos animales en estado de shock pueden reaccionar de forma agresiva por el dolor o el miedo. Lleva contigo la cartilla veterinaria y cualquier información médica relevante que tengas.

Mantén la calma durante el proceso

Tu mascota puede percibir tu ansiedad. Mostrarte calmado ayuda a tranquilizarla y facilita el manejo del animal por parte del personal veterinario. Una vez en la clínica, permite que los profesionales actúen. Ellos evaluarán la situación, te informarán sobre el estado del animal y propondrán las acciones necesarias. Es posible que debas firmar un consentimiento para realizar procedimientos urgentes. Aunque la espera puede ser angustiante, confía en la experiencia del equipo de urgencias y mantente disponible para cualquier decisión que debas tomar.

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